EDUARDO SERRANO: CRÍTICO, CURADOR,
GESTOR E HISTORIADOR DEL ARTE COLOMBIANO
Eduardo Serrano ha sido el crítico de arte colombiano más consistente y prolífico de las últimas décadas. Sus numerosos escritos, en libros y en prensa, siempre bien documentados y en un estilo claro y directo, han hecho manifiesta la dinámica y la particular dialéctica que ha marcado la evolución del arte del país, suministrándole una proyección internacional al análisis de sus valores. Como curador ha tenido a su cargo la mayoría de las más importantes exposiciones realizadas en Colombia o relacionadas con el arte colombiano durante los últimos cuarenta años, y como historiador le ha proporcionado el contexto pertinente a la plástica de diferentes épocas desentrañando sus propósitos, concatenando su desarrollo y colaborando de manera por demás invaluable en la definición de una identidad plástica para el país.
Eduardo Serrano Rueda nació en Zapatoca, Santander, en 1939. Estudió Antropología en las Universidades de los Andes y de Nueva York. Desde su regreso a Colombia a finales de 1969 se introdujo de lleno en el área de las artes plásticas como Director de la Galería Belarca, cargo que desempeñó entre 1970 y 1974, conduciendo la entidad a ocupar un puesto de primera línea entre este tipo de establecimientos, como es fácil comprobar en las publicaciones periódicas de la época, y en el currículo de los principales artistas de ese momento. Es conveniente recordar que en ese entonces eran muy pocas las galerías de arte en el país y que como director de Belarca Serrano se propuso impulsar una nueva generación de artistas que apenas despuntaban en el panorama de la plástica nacional. Una revisión a los expositores de la galería es suficiente para comprobar que allí expuso buen número de los artistas que escribirían la historia del arte colombiano en las décadas siguientes. (Santiago Cárdenas, Ana Mercedes Hoyos, Bernardo Salcedo, Beatriz González, Álvaro Barrios, Manuel Hernández, Jim y Olga Amaral. Omar Rayo, Manolo Vellojín, Hernando del Villar …) También desde esta posición dio un fuerte impulso a las artes gráficas, en particular como introductor de la serigrafía como medio artístico, hecho documentado en el libro Historia de la Serigrafía en Colombia, de María Elvira Iriarte (Bogotá, Ediciones Universidad Nacional de Colombia, 1986, p. 19-20).
Desde su regreso al país, Serrano se inició también como crítico de arte teniendo a su cargo no sólo una buena cantidad de los textos introductorios a las exposiciones en los catálogos de la galería, sino también más de 150 artículos de prensa los cuales fueron publicados primordialmente en El Tiempo y El Espectador, pero también en otras publicaciones periódicas. Con estos artículos no sólo se clarificó el derrotero de muchos artistas, sino que se consolidó un marco teórico que enriqueció considerablemente la discusión artística en el país. Puede decirse que habiéndose ausentado Marta Traba desde 1968, es Serrano quien recoge las banderas de la crítica del arte en el país, convirtiéndose en el más constante y destacado comentarista de la plástica hasta el presente. Entre 1994 y 1999, además, Serrano se desempeñó como crítico de arte de la revista Semana para la cual produjo más de 170 textos los cuales son fundamentales para comprender los intereses artísticos de finales del siglo XX en Colombia. También se han publicado numerosos libros de Serrano como crítico e historiador, los cuales se han convertido en textos imprescindibles para el estudio del arte colombiano, como se verá más adelante.
Fue tan importante y decisiva la labor de Serrano desde sus inicios en la escena artística nacional que, en 1974, la directora del recién re-inaugurado Museo de Arte Moderno de Bogotá, Gloria Zea, lo invitó a vincularse con dicha institución, en el cargo que él mismo escogiera. Serrano se convirtió entonces en el primer Curador en la historia del arte nacional, y basta con considerar la importancia que han tomado las curadurías en materia de artes plásticas en Colombia para reconocer su labor pionera en este campo. Con este nombramiento –el cual fue seguido por otros museos algunos años después- no sólo se dio inicio a una profesionalización de los museos que hasta entonces habían reunido sus labores administrativa y misional en una sola persona, sino que se comenzó también a estructurar sus colecciones de acuerdo con parámetros bien establecidos. Por ejemplo, fue Serrano como Curador del Mambo quien amplió el período correspondiente a su colección hasta cubrir, desde comienzos del siglo XX hasta el presente. Durante su permanencia en la entidad puede afirmarse que se recopiló el fuerte de su colección: no sólo más del 60%, sino buen número de las obras más destacadas del acervo de la entidad, y no sólo en materia de arte colombiano sino igualmente en lo que respecta al arte latinoamericano e internacional.
Durante los veinte años que Serrano se desempeñó como Curador del Museo de Arte Moderno, entre 1974 y 1994, organizó la presentación de aproximadamente 360 exposiciones y escribió los textos introductorios a la mayoría de ellas, acercando de esta forma al público a los valores del arte moderno, a sus metas y parámetros, y sirviendo como puente entre el visitante y las exposiciones, muchas de ellas de artistas internacionales. Como Curador de esa entidad, además, dio inicio en 1977 al Boletín del Museo de Arte Moderno, del cual se publicaron 12 números en todos los cuales se incluyeron textos del Curador relacionados con temas de actualidad artística nacional e internacional.
Podría afirmarse, sin embargo, que la labor más importante desplegada por Serrano en el Mambo fue el impulso a nuevas generaciones de artistas y su apertura a nuevos conceptos en materia plástica, lo cual se hizo evidente, primero, en el Salón Independiente de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, organizado en 1972 -siendo profesor de Historia del Arte y Apreciación Artística en dicha institución- con el fin de presionar la revisión de las estructuras y parámetros del Salón Nacional de Artistas, luego con la exposición Nombres Nuevos (1972)en la cual recogió el trabajo de los más prometedores artistas del momento y posteriormente con el legendario Salón Atenas certamen, estructurado y dirigido por él, con el apoyo de la empresa Atenas Publicidad, con el fin de estimular la labor de los artistas menores de treinta años. El Salón se celebró anualmente en el Mambo entre 1975 y 1984 y fue el primer certamen con curaduría en la historia del arte del país, haciendo con ello significativos señalamientos para la siguiente organización de eventos en el área de las artes visuales. El Salón, en el cual no había premios sino una colaboración económica equitativa entre los participantes, constituyó el acontecimiento artístico de la época por el carácter innovador y vanguardista que asumió como certamen, y así pudo comprobarse en: el especial impulso que le otorgó a la fotografía hasta entonces considerada como un arte menor; la inclusión de objetos que escapaban a los parámetros tradicionales de la pintura y la escultura; la presentación de las primeras instalaciones y de las primeras obras de video-arte, así como de los primeros performances en la escena artística nacional. En el Salón Atenas además, las obras de los artistas se arriesgaron a trascender las áreas dispuestas para su exhibición y a integrase con el espacio público, paso de vital importancia para el devenir del arte contemporáneo.
Poco después de la última presentación del Salón Atenas, en 1988, Serrano estructuró e instauró con el apoyo de la Alcaldía Mayor de la ciudad, la Bienal de Bogotá evento que proseguiría con el propósito de apoyar el arte más innovador y del cual se celebró en 2007 la onceava versión figurando Serrano entre sus curadores. EN 1983 fue el Curador de la IV Bienal de Medellín, evento de singular importancia en la escena artística colombiana y latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX. Pero también luego de su retiro del Museo de Arte Moderno, Serrano continuaría apoyando y abriendo nuevas posibilidades para el arte de avanzada en el país, no sólo a través de artículos de prensa, sino como Curador de numerosas muestras individuales y colectivas presentadas en el Mambo y en otros museos del país como el de Antioquia, La Tertulia de Cali, de Arte Moderno de Baranquilla, de Arte Moderno de Ibagué, y de Are Moderno de Pereira, así como en entidades como la Cámara de Comercio y la Alianza Colombo-Francesa al igual que en museos del exterior como se verá más adelante.
Por otra parte, es importante señalar que, como Curador del Museo de Arte Moderno y de otras instituciones, Serrano no sólo se ha dedicado a impulsar las nuevas manifestaciones artísticas sino que dio inicio a una revisión de la plástica nacional investigando y desentrañando significativos capítulos de la historia, situándolos en el contexto social y artístico que les corresponde e hilando por primera vez los distintos períodos y acontecimientos hasta lograr proyectar una idea coherente al respecto de su desarrollo. Así, por ejemplo, En 1974 organiza para el Mambo la exposición Arte y Política, muestra antológica a través de la cual logra comprobar con sobresalientes ejemplos de cada período la ininterrumpida injerencia de la política en la plástica nacional desde la Independencia; y en 1975 y en la cual reapareció en la escena artística la obra de Débora Arango, organiza, también para el Museo de Arte Moderno, la exposición Paisaje 1900-1975, primera investigación acerca del desarrollo de esta modalidad pictórica en Colombia, la cual daría pie para otra investigación que culminaría con el libro La Escuela de la Sabana, publicado en 1990, en el cual el crítico plantea la existencia de un movimiento pictórico en Colombia unificado en sus causas y objetivos alrededor del tema de la naturaleza, hecho que conduce a la preeminencia de la pintura de paisajes en el arte nacional entre los años 1894 y 1934.
Otras investigaciones de carácter histórico llevadas a cabo por Serrano y las cuales se convirtieron en libros que hoy son textos obligados en el estudio del arte nacional son: Cien Años de Arte Colombiano, publicado en 1986 para conmemorar el siglo de vigencia de la Constitución de 1886 y en el cual el crítico estudia el surgimiento y concatenación de los distintos movimientos modernos en el arte colombiano hasta ese entonces; Andrés de Santa María, Pintor Colombiano de Resonancia Universal, publicado en 1988, en el cual Serrano continúa con la investigación sobre este artista iniciada en un primer libro sobre el mismo tema publicado en 1978 logrando no sólo difundir y argumentar las razones de sus muchos reconocimientos por parte de las instituciones y críticos europeos, sino precisar y analizar sus numerosos aportes para el desarrollo de la pintura en el país; Roberto Páramo, Paisaje, Bodegón, Ciudad, publicado en 1989 en cuyas páginas se narra la interesante trayectoria de este artista y se establecen las virtudes y valores de su manera de pintura; y el Bodegón en Colombia, en cuyo texto el crítico analiza el desarrollo de este género artístico en el país, sus significados, implicaciones, logros y contexto, desde el período colonial hasta el momento de su publicación.
Aparte de estudios de carácter histórico Serrano ha publicado otro tipo de libros como: Un Lustro Visual, (1976) en el cual se incluyen reseñas sobre la obra de varios artistas nacionales y comentarios sobre certámenes y exposiciones colectivas de los primeros años setenta; Retratos de Hernán Díaz (1993) donde analiza y resalta los valores de esta modalidad de trabajo dentro de la producción de este destacado fotógrafo; Once Maestros de la Pintura Andina (1997) en el cual se estudian las obras de once de los más destacados artistas modernos de Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Colombia; y Arte Contemporáneo Colombiano (1999) el cual recoge buen número de los artículos publicados por Serrano en la prensa. Este libro recibió el Primer Premio a la Crítica de Arte en un certamen organizado por la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. También se han publicado monografías suyas de varios artistas (Obregón, Manzur, Hoyos, Jacanamijoy, Modiano, Giovanni) así como numerosos textos en libros con otros autores.
Punto aparte merece la consideración de su investigación sobre la Historia de la Fotografía en Colombia publicada en dos tomos, el primero, que cubre el período 1840-1950, por el Museo de Arte Moderno en 1983, y el segundo, que cubre el período 1950-2000, por el Museo Nacional en 2007. Se trata de textos imprescindibles para comprender el desarrollo de este medio documental y expresivo en el país -desde el daguerrotipo a la era digital- en los cuales se estudian pormenorizadamente y se ubican en su respectivo contexto, las diversas tendencias y modalidades de esta práctica artística a través de los trabajos más significativos de cada momento.
Entre 1997 y 1999 Serrano se desempeña, además, como investigador y conductor del programa de televisión El Taller del Artista, presentado por Audiovisuales, del cual se realizaron 75 emisiones referidas a un igual número de artistas (y el cual continúa repitiéndose esporádicamente por los canales institucionales). El programa complementa admirablemente su trabajo crítico en la revista Semana constituyendo cada cual, a su manera, un documento irremplazable acerca de la manera de producción, las motivaciones y propósitos de la escena artística nacional al finalizar el siglo XX. Simultáneamente, el crítico también llevó a cabo una investigación sobre el arte del período colonial la cual presentó en el programa de televisión Descubriendo presentado por Señal Colombia en 1998 y 1999.
Por otra parte, en 2010 Serrano hizo la curaduría para el Museo de Arte Moderno de Bogotá de la Video Exposición del Bicentenario: Artes Visuales en Colombia desde 1810, primera muestra en este medio que se llevaba a cabo en el país, la cual constituye una mirada desde la contemporaneidad a la plástica colombiana de doscientos años. La muestra documenta, a través del particular lenguaje de seis video-artistas. el trabajo de más de mil artistas y se encuentra dividida en seis capítulos de acuerdo con hechos que implicaron cambios importantes en el desarrollo del arte nacional: Inicios Republicanos, La Academia, Raíces y Sociedad, Tiempos Modernos, Del Estilo al Concepto y Arte Contemporáneo. Posteriormente, en 2017, fue designado curador de la exposición de relanzamiento del Museo de Arte Moderno por su nueva directora Claudia Hakim, para el cual presentó la muestra De la Línea Al Espacio compuesta por presentaciones individuales de Jim y Olga Amaral y de Ricardo Cárdenas.
Teniendo en cuenta todo lo anterior no es extraño que Eduardo Serrano haya jugado igualmente un importante cometido en cuanto a la difusión y reconocimiento del arte colombiano en el exterior, y al respecto cabe recordar que muchas de las más importantes exposiciones con destino a museos y otras instituciones culturales de fuera del país han sido curadas por Serrano, entre ellas: Arte Colombiano a Través de los Siglos (1976) la cual fue presentada en el Petit Palais de París; América Latina: Geometría Sensible (1978), presentada en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro; Cien Años de Arte Colombiano (1986), presentada en el Instituto Italo-Latinoamericano de Roma y en el Palacio Imperial de Río de Janeiro; Colombia en Tres Dimensiones, presentada en museos y centros culturales de Buenos Aires, Santiago de Chile, Lima, Quito y Río de Janeiro; Arte Colombiano: Gran Exposición Cultural (1990), presentada en el Museo de Arte Fuji de Tokio; 32 Artistas Colombianos de Hoy, presentada en la Fundación Mendoza en Caracas (1974) y Voces de Ultramar (1993) presentada en el Centro Atlántico de Arte Moderno en Las Palmas de Gran Canaria y en la Casa de América en Madrid.
También ha tenido a su cargo la curaduría de varias representaciones colombianas en las Bienales de Sao Paulo, Venecia, Mercosur, Lima y Buenos Aires, así como de la muestra Arte Colombiano Contemporáneo organizada para el Pabellón de las Artes en Expo-Sevilla 1992, la muestra Visiones Abstractas organizada para la sala de exposiciones de Expo-Hanover en 2002, año en el cual se desempeñó así mismo como Asesor para la muestra Artistas Latinoamericanos del Siglo XX la cual fue presentada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en el Museo Georges Pompidou de París y en el Museo Ludwig de Colonia.
Como consecuencia de esta prolífica labor en pro del arte colombiano en el exterior Serrano fue designado Director Asuntos Culturales de le Cancillería en 1999, posición desde la cual llevó a cabo una tarea considerada excepcional en la promoción del arte nacional fuera del Colombia, en un período en el cual apremiaba un cambio de imagen del país en el exterior. Como tal, no sólo continuó curando y organizando importantes exposiciones para fuera del país que, como la de Vásquez y Ceballos presentada en museos de Moscú, Sevilla y Bruselas, ilustraban períodos importantes y totalmente desconocidos internacionalmente de la historia el arte nacional, o como La Nueva Pintura Colombiana presentada en numerosos museos y galerías alrededor del mundo por pedido de las distintas misiones diplomáticas, sino también numerosos conciertos, recitales, conferencias y presentaciones de teatro, cine y danza
Aparte de los mencionados, Eduardo Serrano también ha ejercido los siguientes cargos: Miembro de la Junta Directiva de Colcultura como delegado del Señor Presidente de la República 1990-1994; Curador de la Casa de Nariño 1990 –1994; Presidente de la Asociación Colombiana de Museos 1989-1990; Miembro de la Junta Directiva de la Fundación Fullbrigh 1999-2005; Miembro de la Junta Directiva de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño 2000- 2009; Miembro del Comité Curatorial de la Cámara de Comercio de Bogotá 2004- 2011; Miembro del Comité Curatorial de la Alianza Colombo-Francesa 2004-2011.
Es evidente, en conclusión, que Eduardo Serrano ha desempeñado un papel fundamental en la vida cultural colombiana a partir de 1970 y que sus contribuciones como analista y difusor de los valores de la plástica, constituyen uno de los capítulos más enriquecedores del ensayo crítico y la historia del arte en Colombia. El maestro Serrano ha sido testigo y protagonista de excepción de un período de especial interés en el arte y en sus escritos, en sus programas de televisión, en sus exposiciones y en la orientación que logró imprimirles a las instituciones que ha tenido a su cargo, ha quedado perceptivamente documentado el paso artístico del siglo XX al XXI, o mejor, entre lo moderno y lo contemporáneo en el arte del país. Su contribución puede considerarse como única e irremplazable, constituyendo un eslabón indispensable y un referente ineludible para la historia del arte del país. Pero no sólo como crítico e historiador sino como gestor y como curador, Serrano ha señalado desarrollos, inaugurado rumbos y recorrido derroteros de comprobada validez, construyendo un legado amplio y de profundas implicaciones no sólo para los artistas, sino para los estudiosos, impulsores y gestores del arte nacional.
Adriana Castro Criales